top of page
IMG_1 copy.JPG
Screen Shot 2025-09-15 at 5.35.01 PM.png

Una Pasion sobre Cuatro Rueditas

Seis décadas después de mi primer “Matchbox” y una pasión que la fui cultivando desde mis cuatro años de edad, finalmente puede concretar, mi sueño de tener mi museo, donde por primera vez puedo apreciar mi colección en todo su esplendor .

El apoyo de mi familia fue determinante para la concreción de este proyecto.

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Instagram
IMG_1 copy.JPG

Mi Historia en el Automovilismo y el Automodelismo

Recuerdo perfectamente caminar de la mano de mi madre por Avenida Montes de Oca, casi esquina Brandsen ( donde vivía), en el barrio de Barracas. Yo tenía unos cuatro años de edad y mi atracción por las golosinas me condujo hacia un quiosco, pero entre tantas Titas, Rhodesias, Sugus y Bananitas Dolca, mi vista se desvió hacia el exhibidor que había a un costado.

Allí, perfectamente ordenaditas había unas veinte cajitas amarillas con bordes azules, las cuales lucían orgullosamente unos autitos cada una de ella. Sin saberlo había descubierto uno de los grandes placeres de la vida… ¡los autitos Matchbox!

Mi pasión por el automodelismo había nacido y de ese paseo me fui con un camioncito de bomberos Merryweather Marquis (el # 9) el cual era gigante para el tamaño de mi mano.

Luego llegaría el Volkswagen Escarabajo, el espectacular Ford Thunderbird y el increíble camioncito de Coca Cola, el Karrier Bantam.

Pero curiosamente, en lugar de destruirlos, los hacía “andar” un poquito y luego los colocaba en un estante en mi habitación, de la misma forma que estaban exhibidos en el quiosco.

 

 

 

 

 

Ese sentido de posesión hizo que estos Matchbox llegaran hasta hoy acompañándome por mi camino de la vida en perfectas condiciones.

A los seis años, mis padres me regalaron un Jaguar D-Type Le Mans de la colección francesa Solido, en escala 1/43. A partir de ese momento, mi relación con los autos en escala fue en aumento día a día, y hoy, cinco décadas después, este vínculo con el hobby es más fuerte que nunca.

Mis recuerdos de mi primera casa, en la cual viví hasta los 6 años, los tengo muy presentes.

En el jardín de infantes que quedaba a tres cuadras de mi casa, los recuerdos que mas tengo-como si fuera hoy-son los juguetes que nos dejaban llevar (uno por alumno).

A mi me encantaba un colectivo de goma con trompa de Mercedes Benz 911. Era hueco por dentro, pero en mi imaginación llevaba el pasaje siempre completo. Lo hacia llegar a la parada
( en la esquina de la mesita que compartía con mis compañeritos) y allí subían un monton de pasajeros imaginarios, los cuales emprendían el viaje hasta la próxima esquina.

Algún amiguito llevaba un auto de lata de bomberos, mientas que otro amiguito traía un cohete-el cual me parecía ridículo, pues tenia ruedas!!!!

​​

 

 

 

 

Hablando de bomberos, tengo el recuerdo de ver por las ventana todo el cielo negro por la humareda de un incendio impresionante. Era una gran pinturería que había en la zona, llegando a Constitución. Con mi papa nos acercamos hasta donde la policía dejaba y lo que a mi me llamaba la atención, era que todos los choferes de las empresas de transporte de larga distancia, se estaban apersonando para mover las unidades lo mas alejadas del incendio.

Aun recuerdo el rugido de los ómnibus Flxible de ABLO, la empresa que iba a la provincia de Córdoba. Tal vez el rugido era aun mayor porque estaban moviendo todas las unidades al mismo tiempo , para que ninguna chispa los alcanzara.

También recuerdo ir caminando con mi madre por la avenida Suarez, donde había varias jugueterías y por supuesto, mi vieja ya sabia que el precio p[ara que la acompañara era pasar por uno de esos locales y comprarme un juguete.

Otro día que me quedo marcado, fue el 22 de Noviembre de 1963. No solo por ser el cumpleaños de mi hermano Alejandro, sino también porque la noticia y lo que me acuerdo de ver en la tele, eran las imágenes de los noticieros comentando el asesinato del Presidente de Estados Unidos de aquel momento, John F. Kennedy.

Por supuesto, todos mis tíos, le llevaban un regalo a mi hermano, pero también

la ligaba yo.

El mejor regalo para mi de ese día, era una coupe de Turismo Carretera de metal, que era gigante para mi escala de aquel momento!

 

 

 

 

 

 

Pero como olvidar a mi abuela Sofia! Era una genia. Ademas de adorarla, ella siempre venia con un regalito para mi: el Renault Dauphine de lata de Bandai, el ómnibus de dos pisos y muchos mas!

Todo lo que yo jugaba, se relacionaba con los autos, colectivos, camiones de bombero y policías.

Recuerdo que tenia una hamaca en el balcón y le puse un recipiente de metal- que en realidad era uno de los tarros de los lecheros pero que era mas chiquito- y lo llenaba de agua, que en mi imaginación era el combustible.

La hamaca en movimiento era un colectivo el cual yo manejaba, y cuando el agua se evaporaba por el calor del sol, eso significaba que el combustible se había terminado y era hora de volver a cargar.

Rara vez mi diversión no estaba relacionada con las ruedas. Pero una vez me acuerdo de tirar almohadas por el balcón para ver como llegaban al suelo…en fin.

Alguna vez también acompañé  a mi papa al Hospital Argerich, pues el era medico de allí.

 

 

​​

 

 

 

 

 

Pero los Sábados a la mañana había paseos sublimes, como cuando mi mama me llevaba al importador de Matchbox, Corgi y Dinky de aquella época. Se llamaba Pemoff (creo que se escribe así) y llegar a la vidriera era un sueño digno de Disney. Estaba lleno de autitos de las mencionadas marcas, además de Solido, Tekno y muchos mas, que estaban apoyados sobre sus correspondientes cajitas. Eso era maravilloso!

Siempre me iba con algún autito en la mano y lo atesoraba como una delicada joya-cosa que me sigue pasando hasta el día de hoy!

En una oportunidad, recuerdo que el vendedor me regalo el catalogo Matchbox, lo cual me facilitaba para pedir a mis tios y primos que modelo me faltaba para regalo de mi cumpleaños.

En una oportunidad, mi prima Silvia me trajo 12 Matchbox de golpe!!!!!! No lo podía creer!!!

También mi primo “Bocha”, cuando vio que esto de coleccionar se ponía serio, me regalo los autitos que habían sobrevivido a sus juegos. Uno de ellos era el Porsche 550 de Solido, el cual aun conservo.

Por aquellos anos, mi hermano que es cuatro años mayor que yo, ya iba a la primaria en la Escela Britanica Distrito Sud. Y como premio por un excelente examen que había dado, le regalaron el Bedford Fire Truck de Corgi, el cual rápidamente paso a engrosar mi colección, por supuesto!

 

 

 

 

 

 

 

Como amante de los autitos, el lugar estaba perfecto pues tenia varias jugeterias y casas de hobby en el barrio.

Por Santa Fe antes de llegar a Callao, había dos jugueterías impresionantes: una era Germania y la otra Los Reyes, una casi al lado de la otra.

La que mas me gustaba era Germania porque tenia muchísimos autos a escala en exhibición.

Recuerdo un mostrador de madera que tenia tapa de vidrio, y debajo de este, había cientos de Corgi Toys, Dinky, Matchbox, Solido, etc. Era una fiesta para mis ojos!

Ademas, siempre salía de allí con un autito en la mano!!!

Los sabados a la mañana eran memorables pues tenia un recorrido para hacer.

Primero iba a Germania y Los Reyes, para luego encarar por la Avenida Santa Fe hasta la galería del mismo nombre. Alli adentro estaban la Jugueteria Joy’s y American Hobbies.

American tenia mucho Mercury, no muy frecuente de ver.

Mi caminata seguía  por Santa Fe hasta Talcahuano, donde se encontraba la juguetería Colon.

Alli cerquita, casi esquina Parana estaba Marcon Hobbies. Esta uyltima primero estaba en la esquina de Marcelo T de Alvear, para luego mudarse a Parana casi esquina Santa Fe.

Finalmente, llegaba hasta las Galerias Pacifico donde estaba Cara de Mono.

Cada tanto, hacia un recorrido mas amplio, el cual incluia la Galeria Boyaca en Flores, atendida por los queridos Pistarelli y su hija.

​​

 

 

 

 

 

 

Alli nomas quedaba otra juguetería impresionante, “1810”.

En la vidriera tenia muchos Solido y Dinky Toys,,,,que espectacular!!!!

De allí, derecho a la Galaeria San Jose de Flores para recalar finalmente en la juguetería Devoto Hobbies, centro de la galería del mismo nombre.

Siempre tuve habilidad manual. Yo esperaba ansiosamente los domingos, pues mi mama iba a la fabrica de pastas “La Romana” que estaba en Santa Fe entre Uriburu y Azcuenaga.

Pero además de comerme los ravioles que me volvían loco, había una “yapa”: las cajas de carton!

Pues con ellas, dejaba volar mis manos y mi imaginación, haciendo maquetas de todo tipo.

Una de las que mas recuerdo era de del ómnibus ingles Leyland de la línea 76.

Eso bus me volvía loco, un dinosaurio que surcaba las calles de Buenos Aires y justo pasaba por la puerta de casa. Hice la maqueta con el mas absoluto detalle, todo el interior, las puertas que se abrían, etc.

Tambien recuerdo haber hecho el tranvía de San Francisco, varios Formula Uno, el submarino “Seaview” de la serie Viaje al Fondo del Mar, y muchas cosas mas. Era mi pasatiempo y diversión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No solo se trataba de adquirir el modelo deseado y compararlo con el real, para descubrir las virtudes y defectos del fabricante, sino también, desarmar el modelo cautelosamente, para descubrir lo intrincado de su producción, matricería y armado.

Ya cerca de mis diez años de edad, la cantidad de modelos que desarmaba para estudiarlos era innumerable.

Pero, ¿cómo podía hacer para comenzar a ganar dinero trabajando en algo relacionado con los “autitos”, pero solo con diez años y estudiando al mismo tiempo?

Se me ocurrió poner avisos en el periódico, para comprar colecciones usadas de miniaturas, restaurarlas, y ponerlas en consignación en los comercios de la zona donde yo vivía.

En poco tiempo, obtenía lo suficiente como para autofinanciar la compra de los autos para incrementar mi colección particular.

Como fabricante, mi primera experiencia se remonta a los años ochenta, cuando decidí incursionar en la industria del juguete de plástico. Así nació la línea “Miniturbo”, la cual, comprendía camiones, vans, pick-ups y ómnibus, los cuales yo mismo diseñaba.

En este rubro, tuve la fortuna de conocer a dos personas maravillosas que me asesoraron y ayudaron en todo momento: Alberto Levy y “Coco Nino”.

Pero claro, llegó el desagio y de la venta de toda la producción, cuando recibí el dinero, apenas me alcanzaba para reponer las cajitas. En fin, era el precio de creer en mi país.

Sin embargo, la idea de la fabricación de autos en escala 1/43 (los mismos que yo coleccionaba) rondaba por mi cabeza cada vez en forma más sostenida.

 

 

 

 

 

 

 

Por entonces, yo amaba a los autos norteamericanos de los cincuenta y sesenta. Entonces, mi predilección por los autos Brooklin era evidente. Aunque lamentablemente muchos de mis preferidos no los ofrecía en su línea.

¿Cómo se olvidaban de las líneas sexy del Oldsmobile Starfire Coupe 1957, por ejemplo?

Había llegado entonces el momento de crear mi propia línea de autos en escala… los “Goldvarg Collection” se hacían realidad.

Pero la tarea no era sencilla pues no existían en el país antecedentes en la fabricación de autos en escala 1/43 en white metal y había que comenzar desde cero, desarrollando la maquinaria necesaria para la producción.

En Canadá y en Estados Unidos existían fabricantes de maquinaria que podrían asimilarse, con pocas modificaciones, a la fabricación de estos modelos, pero la compra, el flete y la importación eran prohibitivos.

Había que comenzar entonces, por la adaptación de una mufla de hierro, la cual tuviera el suficiente diámetro para acomodar un cierto número de autos en un mismo centrifugado, siendo todo este proceso basado en prueba y error.

A partir de allí, había que diseñar la mufla completa, la maquinaria para el centrifugado, la fundición del metal, las proporciones adecuadas en la mezcla del white metal, la velocidad del centrifugado, la temperatura, y un largo etcétera.

Esto solo para comenzar, pues la fundición de las piezas de reducidas dimensiones como emblemas, manijas de puertas y otras, requería de una técnica diferente.

 

 

 

 

Luego vendría el proceso del tratamiento de las superficies para pintar o cromar.

Aquí, el estudio también comprendía varios componentes que debían tener entre sí la proporción adecuada para que la superficie luciera como la de un vehículo de verdad, pero con la piel de la pintura también a escala.

Todo se lograba paso a paso, con mucho sacrificio, y solo con el respaldo y la ayuda incondicional de mi esposa Mariana, quien soportó a mi lado amarguras, dificultades y finalmente el éxito de poder poner en marcha (casi 365 días después de dibujar yo mismo los primeros planos), la primera línea de producción del Oldsmobile Starfire 1957.

El primero –el 001- lo fabriqué íntegramente con mis propias manos y hoy es, muy probablemente, una de las piezas más preciadas de mi colección.

Para el interior, había elegido una textura aterciopelada de color rojo, que le confería gran realismo al interior del habitáculo, ya que le daba un aspecto de tela.

Pero luego recordé que el Rolls-Royce fabricado por Tomica Dandy, poseía ese mismo proceso y cuando el polvo del ambiente entraba al interior, no había forma de sacarlo y el color se deslucía mucho, por lo que una pintura roja semi mate seria la elección adecuada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

​​

 

 

 

 

 

 

 

 

Así llegamos a Autofanatics, en Sherman Oaks, California, donde su dueño, de inmediato quería comprarme la muestra y efectuar un pedido de 20 a 40 autos, cantidad que para un comercio minorista era mucho.

Similares fueron las reacciones con el resto de los comercios visitados, lo cual me llenó de orgullo, preparándome para iniciar, apenas llegado del periplo, la primera producción de 300 unidades, todas para una sola persona, el afable Paul Bender, quien junto a su esposa Elaine, resultaron ser dos personas maravillosas y sus consejos me ayudaron a introducir en el mercado norteamericano “The Goldvarg Collection” en una forma más rápida de lo esperado.

Claro que cada paso significaba un nuevo desafío: ahora debía conseguir la gente idónea para trabajar conmigo.

Este fue un gran motivo de amarguras, pues la mano de obra calificada para fabricar autos en escala para adultos no existía en el país, ya que todos los miraban como autitos de juguete. Era lógico; esa gente, por una simple cuestión de poder adquisitivo estaba muy lejos de lo que significaba el mundo del hobby.

Cada postulante debía tomar un curso avanzado de fabricación, el cual solamente yo podía dictarle, pero la tarea resultaba más complicada para esa gente de lo que se imaginaban al principio, cuando llegaban a mi establecimiento y solo veían “autitos”.

Hasta que recurrí al taller de orfebrería de las Escuelas Técnicas Raggio, donde finalmente pude nutrirme de un grupo de gente idónea, aunque el mundo de las miniaturas les era ajeno.

El costo de fabricar uno de estos autos rondaba los treinta dólares, y era ajustadísimo para poder competir con el resto de los fabricantes europeos y americanos, mercado al cual apuntaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En aquellos días, comenzaba el tema del reintegro por exportaciones y la gente de la aduana, pensando que “inflaba el precio” del autito para cobrar más reintegros, ponía mil trabas.

Ellos no concebían que un “autito de juguete” costara más de treinta dólares, cuando en realidad, el precio era lo más ajustado posible para poder competir con los Brooklin ingleses.

Este me provocaba una impotencia al discutir con autoridades que, como generalmente ocurre, creían que se las sabían todas, cuando en realidad, no tenían la menor idea del producto en cuestión, pues al ser una exportación no tradicional, no existían antecedentes de costo.

Fue una lucha sin cuartel contra gente ignorante pero arrogante a la vez, lo cual resulta generalmente una combinación explosiva. Pero ellos no sabían de mi férrea voluntad de luchar por lo que creía justo y fue así que “gané la batalla”.

No solo Estados Unidos disfrutaba de los “Goldvarg”. Los pedidos de Europa eran muy interesantes, sobre todo en Francia, Holanda y Alemania.

Mientras se cubría la producción para Europa del Olds, comenzaba la línea de manufactura del Chrysler Imperial 1951 y del Chevrolet 1946.

Pero la gran sorpresa fue el Kaiser Henry J con el cual no dábamos abasto. Justo el lanzamiento de este auto coincidía con el nacimiento de nuestro primer hijo, Kevin, por lo que decidí dedicárselo con una inscripción en el chasis.

Paralelamente, Brooklin decidió fabricar también este modelo, lo cual significaba por primera vez una lucha frente a frente con nuestro adversario y con la misma réplica.

 

 

 

 

 

 

 

 

El siguiente modelo fue nuestra primer rural, el Packard Woodie Station Wagon 1950, la cual poseía auténtica madera de caoba, lo que se constituyó en toda una atracción para el coleccionista, y en una complicación -que fue resuelta- para su fabricación.

Según el propio Paul Bender, quien además de ser importador exclusivo de toda nuestra línea para Estados Unidos lo era también de Brooklin, tanto del Kaiser como del Packard se vendieron más de la nuestra, lo cual me llenaba de orgullo.

El paso siguiente fue nuestro primer convertible, y otro éxito: el Pontiac Star Chief 1955. Aquí habíamos incorporado las manijas interiores de puerta cromadas en otra pieza agregada, aunque desde el vamos nos caracterizábamos por tener las manijas de puertas separadas del cuerpo de la carrocería, al igual que los emblemas y limpiaparabrisas, algo que Brooklin incorporó casi siete años después.

Para el siguiente modelo, el Mercury Montclair 1956, decidí que era tiempo de otra innovación: los autos a dos colores, muy frecuentes en la cultura norteamericana de los cincuenta.

El enmascarado debía hacerse a mano, uno a uno y con una delicadeza suprema, pues una filtración denotaría espray invasivo en el color opuesto.

Ya por ese entonces, The Goldvarg Collection se constituía en una línea conocida para los coleccionistas de automodelos en white metal.

 

 

 

 

 

 

 

Mientras tanto, ya estaban listos los prototipos del Nash 4 door 1952, el Plymouth Fury 1960 y el Pontiac Bonneville 1959. Pero siempre existía un riesgo latente en el negocio de la exportación: la modificación de la paridad cambiaria.

El costo se hizo prohibitivo para exportar y el sueño de una fábrica argentina exportando al mundo autos de colección se estaba terminando.

La producción debió trasladarse a Europa y, gracias a un acuerdo con SMTS, el primer modelo Goldvarg “Made in England” se hacía realidad.

Resultaba difícil comprobar que en el chasis ya no figuraba “Industria Argentina”, pero como en el mundo del espectáculo, “la función debía continuar”.

Esta miniatura -el Oldsmobile 1958 con Continental Kit-es el Goldvarg Collection que actualmente se encuentra a la venta, aunque como Argentina es una caja llena de sorpresas, tal vez la inscripción “Industria Argentina” regrese algún día al chasis de los “Goldvarg Collection”.

Seis décadas después de mi primer “Matchbox” y una pasión que la fui cultivando desde mis cuatro años de edad, finalmente puede concretar, mi sueño de tener mi museo, donde por primera vez puedo apreciar mi colección en todo su esplendor .

El apoyo de mi familia fue determinante para la concreción de este proyecto.

 

 

 

 

 

 

 

DATOS DE PRODUCCIÓN DE LOS PRIMEROS MODELOS EN WHITE METAL DE INDUSTRIA ARGENTINA

1. Oldsmobile Starfire 1957 98 Hardtop. 2.257 unidades. El 001 tiene el interior aterciopelado, mientras del 002 al 2.257 tiene el interior pintado de rojo. Todos en celeste metalizado, excepto 40 unidades en color bronce (Exclusivo para Noruega). Además, un prototipo amarillo y blanco igual al programa de TV "La Banda del Golden Rocket", un prototipo "Michigan State Police", un prototipo "Culver City Fire Dept", y un prototipo convertible gris metalizado.

2. Chevrolet 1946 Stylemaster. 1.707 unidades, todas bordó, y un prototipo amarillo "Taxi" en mi poder. Además, 180 Chevrolet 1946 "Ohio State Police", solo para Estados Unidos.

3. Chrysler Imperial 1951 Limousine. 1.951 unidades: 1600 en azul metalizado; 200 en marrón metalizado 151 en gris metalizado (éstas para Holanda).

4. Lincoln Premiere 1956. 4 prototipos: Uno en mi poder, otro en poder de Paul Bender y dos fueron para exhibir en la Feria de Núremberg 1995.

5. Pontiac Star Chief 1955. 1.955 unidades: 1.800 en rojo y 155 en dos tonos negro y crema. Un prototipo en blanco y rojo en mi poder.

6. Packard Woodie Station Wagon 1950. 1.853 unidades: 1.700 en verde metalizado y 153 en marrón metalizado (solo para Noruega). Dos prototipos de commercial utility "Bender Pains". Uno en mi poder y otro en poder de Paul Bender.

7. Mercury Montclair 1956 Convertible. 1.956 unidades: 1.500 en dos tonos blanco/naranja y 456 en dos tonos celeste/blanco.

8. Chevrolet Bel Air 1954. Nunca en producción.

9. Nash Golden Airflyte 1952. Tres 3 prototipos: uno en mi poder.

10. Pontiac Bonneville 1959. Se realizó el Máster y primer prototipo.

11. Mercury Park Lane 1959. Un prototipo.

12. Kaiser Henry J 1951. 2.247 unidades en celeste metalizado, 200 unidades en crema.

13. Plymouth Station Wagon Commercial Utility 1949. 400 unidades verde claro y 100 unidades verde musgo. Además un prototipo pick up en mi poder. Este fue el último modelo "Made in Argentina".

14. Oldsmobile 1958. 400 unidades. Este auto es "Made in England".

15 Cadillac 1949. Nunca en producción.

16. Ford "De Luxe" 1946. Nunca en producción.

17. Plymouth Fury 1960. Dos prototipos.

With my 1990's Formula One hero, Michael Schumacher.
With Alain Prost, Juan Manuel Fangio and Niki Lauda.
With Mario Andretti, Colin Chapman and Ronnie Peterson, the complete John Player Special Team Lotus Formula One Team.
With David Hasselhoff, writing on the roof of K.I.T.T.
Having lunch with Niki Lauda
With a great champion, James Hunt!
I was invited to the first aired TV show of Hola Susana, April 1st, 1987.
A great Argentine racing champion, Jorge Cupeiro.
With two racing heroes, Juan Manuel Fangio and Oscar Alfredo Galvez.
No presentation needed, MR. Richard Petty, multiple NASCAR chamipion.
With George Barris, the creator of the 1966 Batmobile.
An amazing driver of the Porsche 917, MR. Vic Elford.
With my friend and Rally driver Champion Jorge"Bicho" Del Buono, signing the cars he drove.
Previous to the Grand Opening of the amazing "Juan Manuel Fangio Museum", with Juan Manuel Fangio himself and my wife.
With Carlos Pairetti while I was writing my book about his racing life"Carlos Pairetti, El Trueno Naranja Ruge Nuevamente"
With a  great driver, Gilles Villeneuve.
With Franco Colapinto, the argentine Formula One Driver and my daughter Karen at the British Grand Prix 2025.
In the hood of the Black Beauty, from The Green Hornet" TV Show.
sitting close to the Copersucar, bfrazilian Formula One car, driven by the great champion Emerson Fittipaldi.
In the 1980's,  as a journalist for CORSA car magazine.
In my radio show "Latinos por el Mundo".
With the great brazilian Formula One Chamion, Emerson Fittipaldi.
Racing the "Punta Del Este Rally"with my friend and rally racer Horacio Moyano.
With a great french driver, Jean Pierre Beltoise
With Juan Manuel Fangio, at the cockpit of the Mercedes Benz W-196.
Who are the real ones? With my son Kevin having fun.
Thirty years of difference, but with the same great Formula One Champion in 1969-1971 & 1973, Sir Jackie Stewart.
Doing charity as Batman for the Broward County Sheriff Office.

Contact

For inquiries please contact us:

​​

​info@goldvargcollection.com

001-954-817-2196

  • Facebook
  • Instagram
  • Linkedin

© 2025 Goldvarg Collection Museum

bottom of page